viernes, 1 de noviembre de 2013

De Maria Polito

CONSEJOS FEMENINOS Cómo viviríamos sin ellos

Vió  Clara como cambian las cosas, yo me acuerdo de los primeros tiempos de casada, Alberto llegaba de la oficina, yo transpiraba en la cocina, la casa, un espejo, oliendo a salsa demi-glasé y flan de vainilla mamá me decía: ”¡Nena al hombre hay que retenerlo por el estómago”. Yo cocinaba como una burra, cómo le decía, yo controlaba el horno y la cacerola al mismo tiempo.
El entraba, tiraba el portafolio en el salón del living, se quitaba el saco, se arrancaba la corbata, me agarraba por atrás y metía mano enseguida… ¡Cómo loco!...
Yo le decía orgullosa: ¡Papi, la comida!
“¡Qué comida ni comida!”  “¡Vamos a la cama Negra que te voy a comer a vos!”…¡Pero bichi estoy toda transpirada!
Yo quería decirle que con la lengua más bien me mojaría …¡Pero quien razona con un hombre en esas circunstancias!
Ahora cómo le digo, entra se quita el saco, tira el portafolio, se arranca la corbata y se sienta a la mesa sin lavarse las manos.
“Negra, ¿Qué hay de comer?” Ese es todo su saludo.
 Entonces Graciela, Graciela es mi vecina, me prestó una revista femenina donde salió un artículo muy interesante.
 SI EN EN EL LARGO CAMINO AL HIMENEO UD. ENCONTRÓ EL ABURRIMIENTO, SEPA COMBATIRLO.
El título es prometedor, vamos a ver:
1) Olvídese de la cocina, hoy no contamine su casa con olores prosaicos. Coloque en todas las lamparitas un poco de perfume francés, el calor desparramará su fragancia por toda la casa.
 (que derroche, aparte perfume francés no tengo ¿colonia nacional será lo mismo? Bueno es lo que hay)
2) Gaste sin dudar sus ahorros en un sugestivo beibi doll de encaje blanco, acompáñelo con medias y portaligas negro.
Bueno, ahorros no tengo, voy a acortar el camisón y veré que hago con el portaligas.
3) Dese un baño de inmersión con sales, espuma y agregue un chorro de perfume francés.
Yo sigo con la colonia. Además es difícil un baño de inmersión si no tengo bañera.  Ya se pongo la palangana e inmerso por lo menos los pies.
4) Vístase con las prendas que compró, cepíllese el pelo, muy poco maquillaje, prepare dos tragos y espérelo con las luces tenues.
5) Cuándo el llegue, a la consabida pregunta abrácelo felinamente mientras le susurra: ¡Yo mi amor, hoy soy tu plato predilecto.
Seguí las instrucciones paso a paso, con las lógicas adaptaciones. ¡Le juro Clara que se asustó! Me tomó la fiebre, me preguntó si me sentía bien y, terminamos comiendo pizza mientras mirábamos  la TV.

Mañana escribo sin falta una carta al correo de lectores de esa revista.

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