viernes, 11 de octubre de 2013

LOS GRAVEDAD CERO


 clarisamarx@hotmail.com 
¿Cómo definirlos? No  cuentan lo mismo una y otra vez, no hablan hasta que se les acabó la saliva de la boca, no contestan con simples “si” ó “no”.  Empiezan a hablar y uno lo ve cómo a Neil Armstrong caminando en la luna. Un saltito con un pie y… nuuuunnnnccccaaaa lllleeeggggaaaa eeellll oooottttrrrroooo piiiieeee aaallllll ssssuuuuueeeeellllooooooo.
Hacen un solo relato, completo, con pelos y señales, con lujo de detalles, con infinidad de descripciones. Tantas, que para cuando termina el concepto, uno ya no sabe de cual era el tema. O lo que es peor: ¡¡¡¡ni siquiera había un tema!!!!

Pablo. Llega a casa luego de trabajar. Se sirve un café y, mientras le agrega el azúcar, se sienta  para contarme las novedades del día.
“Estaba por cruzar la calle al mediodía, serían las 12.30 hs, parado en la esquina de 9 de julio y Corrientes, esperando que cambiara el semáforo. Al lado mío, un hombre más o menos de mi edad, de traje, bien vestido, empezó a mirarme. Lo miro. Se pone el semáforo en verde, camino y el hombre viene al lado mío. Me sigue mirando y yo vuelvo la vista hacia él nuevamente. Llegamos a la mitad de la avenida y vuelve a cortar el semáforo. En la plazoleta  del obelisco, mientras espero nuevamente el verde que nos permita avanzar, sigo sintiendo la vista en mí. Yo lo miro.
Cruzamos el resto de la avenida y al llegar a la vereda me dice: ¿Vos sos Pablo? Lo miro bien. Lo reconozco ¿Quién era él?”
Acá hago un paréntesis para aclarar que yo a todo esto ya estaba aburridísima.
Sigue:
“Cuando yo era chico, vivía en Villa del Parque. Enfrente de mi casa, había una tintorería y por una puerta de costado, se entraba a una casa que había en el fondo. En ella vivía un matrimonio con tres hijos. El mayor (Alfredo) se recibió de arquitecto, se casó y se fue a vivir a Estados Unidos, no tuvo hijos. El del medio (Juan Martín) puso una talabartería, se separó hace cinco años y vive, con uno de sus tres hijos, Julián el mayor de 28 años, que lo ayuda en su local, en Moreno. Los otros dos viven en Capital, creo que me dijo que cerca de Agronomía, con la madre. Cómo tienen bastante diferencia de edad, están en el secundario y el padre todavía le tiene que pasar alimentos.
El menor de los inciales (Federico), que en la secundaria se llevaba todas las materias y era bastante vago y salidor, parece que se encarriló, es contador y tiene un estudio en Santa Fe y Viamonte. Está casado, tiene dos hijos, Marina de 26 y Sebastián de 24. El chico está por recibirse de ingeniero en informática y la chica se recibió de abogada hace un año y medio. La señora (Marta) es también contadora, pero hace unos años que dejó de ir al estudio y se queda en la casa. Da clases particulares de economía y análisis matemático. ¡Ése era el que me miraba!”
Ah, le digo. ¿Y qué pasó?
Nada, te estaba contando con quién me encontré…
Y, pregunto yo… ¿no podías haber dicho simplemente: me encontré con un vecino de mi infancia y me ahorrabas 15 minutos de mi vida acá sentada?

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